Funcionamiento de los radares

Los radares de tráfico utilizan un haz de ondas de muy alta frecuencia (microondas) que se concentran en ángulos muy estrechos para mejorar la detección y su sensibilidad. En términos generales, se puede asemejar a un haz de luz que se emite desde el cinemómetro (radar) y que rebota en el vehículo. En función de la velocidad del vehículo, la onda rebotará de nuevo al radar con características diferentes, pudiendo calcularse con exactitud la velocidad a la que circulaba al pasar por el haz emitido.

La condición de "haz" imposibilita por tanto que el radar pueda funcionar detrás de peraltes, esquinas u otros elementos opacos a las ondas de radio como metales.

Si se trata de radares de pórtico, debe saber que estos dispositivos son capaces de distinguir el carril del vehículo que se está midiendo.

La frecuencia de operación habitual es la conocida como Banda Ka (desde 34 hasta 36GHz) o banda K (24GHz).

Las potencias de emisión de los radares son extremadamente bajas, sobre todo los de pórtico, por lo que su detección es más compleja.

El funcionamiento es similar al de una radio de alta sensibilidad sintonizada a la frecuencia que emite el radar.

SuperCombi III , funciona como un analizador de espectro en las frecuencias seleccionadas por el usuario, obteniendo una respuesta inmediata hacia el procesador cuando se detecta una señal de microondas susceptible de ser radar.

Sin embargo, la naturaleza de estas ondas de radio (haz lineal) y su reducida potencia, hacen difíciles la detección anticipada en determinadas situaciones.

Es importante asimilar que “si el haz no rebota en algún objeto hacia el detec-tor, no será posible su detección previa”.

En efecto, imagine un haz de luz que se emite con una linterna de reducida potencia y muy concentrado. Si éste haz se dirige al horizonte y en nuestro misma dirección y sentido, sólo seremos capaces de detectar cuando pasemos por ella (demasiado tarde).

Afortunadamente, el haz de radio está dirigido hacia la calzada (en los pórticos) o bien casi horizontal pero de lado (en los trípodes). Esto posibilita que el haz pueda rebotar en pequeñas irregularidades de la calzada, guardarraíl, vehículos que nos preceden, etc.

Esos pequeños rebotes pueden alcanzar el receptor de microondas y avisar de la presencia del radar con antelación suficiente. Es por tanto evidente que las condiciones de la calzada, ubicación, instalación y tráfico influyen decisivamente en la distancia de aviso.

En general, los radares móviles son detectados con mucha antelación, seguidos de los de trípode. Los de pórtico son los de menos anticipación, por las características de su haz.

Sin embargo, la combinación de detector con avisador GPS (SuperCombi III ) hacen que estos inconvenientes sean resueltos con éxito (500 metros de ante-lación), siendo el complemento ideal y más eficaz que los dos sistemas por separado.

Si a usted le gusta correr con su vehículo en carreteras públicas tenga en cuenta los siguientes datos de interés:
- A 180 km/h se recorre la nada despreciable cantidad de 50 metros cada segundo.
- La media de reacción entre un aviso del detector y el comienzo de la frenada es de 2.5 segundos, siempre que se esté muy atento y el conductor tenga buenos reflejos.
- Una frenada “extrema” con adherencia perfecta de 1g desde 180 km/h hasta 133 km/h recorre 58 metros. A 200 km/h recorre 88 metros.
- Si sumamos los términos de tiempo de reacción + tiempo de frenada tene-mos una distancia total de 183 metros desde 180 km/h y 227 metros desde 200 km/h.

Aunque en ocasiones favorables, el detector SuperCombi III avise con hasta 800 metros de antelación, considere que algunos radares, según su posición (detrás de curvas o cambios de rasante) y bien instalados (pórticos) no serán detectados hasta unos 150 metros (exceptuando avisos GPS).

En conclusión no es buena idea ir rápido, por su seguridad, la de los demás, su bolsillo y los “puntos” que perderá.

Utilice SuperCombi III para aumentar su concentración en la conducción, no para ganar tiempo en sus desplazamientos.